—San Mennas, soldado egipcio, que
desertó del ejército para hacerse anacoreta, pero después de vivir algún
tiempo en el desierto, se presentó en público confesando a Jesucristo, y,
sometido a los tormentos finalmente, le cortaron la cabeza. Cotei, en
Frigia, 303.
--Santos Valentín, Feliciano y
Victorino, martirizados durante la persecución de Diócleciano, Ravena,
303.
—San Atenodoro, mártir, Mesopotamia, s. IV.
—San Verano, ob., hijo de San
Euquerio, obispo de Lyón, s. VI.
—San Bartolomé, ab. de Grotta-Ferrata,
cerca de Frascati, y compañero de San Nilo el Joven, cuya vida escribió,
así como una colección de himnos marianos, 1054.
—San Mennos, solitario entre los
samnitas, Italia, s. V1.
—San Teodoro Studita, abad del
monasterio de Studium, en Constantinopla, y uno de los hombres más
influyentes en el Imperio bizantino durante el siglo VIII. Se conservan de
él varios tratados de carácter ascético.
dimarts 12 de NOVIEMBRE
—San Martín, p. y m.,
que habiendo reunido un concilio en Roma y condenado a los herejes Sergio, Paulo y Pirro,
fue sacado violentamente de Roma por orden del
emperador Constante, llevado a Constantinopla, y, como siguiese
anatematizando la herejía monotelita, relegado al Quersoneso, donde
terminó sus días agotado por los sufrimientos.
—Santos Aurelio y Publio, obispos
y` ms., Africa.
—San Paterno, m., asesinado por
unos ladrones a quienes exhortaba a renunciar a sus crímenes; fue monje de
Saint-Pair d'Avranches, diócesis de Seas, 726.
—San Livino, m., 657. Nacido en
Irlanda, fue ordenado de sacerdote por San Agustín de Cantorbery. Después
se embarcó con algunos compañeros en dirección al continente, y habiendo
desembarcado en Flandes, recorrió la tierra predicando y destruyendo
ídolos. hasta que fue asesinado por los infieles en la villa de Esche,
territorio de Alost (Flandes oriental).
—San Cuniberto, ob. de Colonia,
663.
—San René, ob. de Angers, 450.
—Santos Benito, Juan, Mateo, Isaac
y Cristino, ermitaños camaldulenses y ms., Polonia.
—San Rufo, primer obispo de Aviñón,
s. I.
—San Nilo, ab., que, siendo prefecto de
Constantinopla, abandonó el mundo y se hizo monje, brillando por su
santidad y su doctrina.
dimecres 13 DE NOVIEMBRE
—Santos Valentín, Solútor
y Víctor, ms., Ravena, persecución de Diocleciano.
—Santos Antonino, Cebinos, Germán
y la virgen Ennata, ms., Cesarea de Palestina, 308.
—Santos Arcadio, Pascasio, Probo y
Eutiquiano, españoles, que durante la persecución de los vándalos,
habiendo rehusado aceptar el arrianismo, fueron desterrados por el rey
Genserico y martirizados en Africa con varios tormentos. Entonces apareció
la constancia de San Paulilo, niño todavia, hermano de Pascasio y
Eutiquiano, que se negó a abandonar el catolicismo, por lo cual fué
apaleado y condenado a infame esclavitud, 437.
—San Nicolás I papa. Romano de
nacimiento, realizó el ideal de un gran pontífice. Quedan de él numerosas
cartas, que nos descubren su celo y vigilancia pastoral. Aconseja a los
reyes, exhorta a los obispos, contiene a los herejes, refrena a los
soberbios. Deshizo la resistencia tenaz de Juan, arzobispo de Ravena;
reprendió a Hincmaro, arzobispo de Reims, por sus arbitrariedades en la
iglesia de Galia; hizo que el rey Lotario volviese a unirse con su primera
mujer; reprobó la elección de Focio, patriarca de Constantinopla, y
contribuyó a la conversión de los búlgaros, 858-868.
—San Bricio, discípulo de San
Martín, monje de Marmoutiers y ob. de Tours, 444.
—San Mitricio.
—San Eugenio, ob. de Toledo
y escritor, de la Iglesia visigoda, 658.
—San Quinciano, ob. de Clermont,
527.
—San Homobóno, sastre y mercader
de telas, 1197, Cremona.
—Beato Juan de Piguentos de
Valencia, dominico. Como era buen arabista, San Raimundo de Peñafort le
encargó que enseñase árabe en los conventos de su Orden, para formar gente
que predicase el Evangelio a los moros. El mismo se internó en las
provincias de Andalucía, realizando numerosas conversiones, s. XIII.
—San Kiliano, ob., 670. Nacido en
Irlanda, ocupó desde su juventud un episcopado en su país; pero lo
abandonó para hacerse monje benedictino en Roma. Invitado luego por los
obispos francos, se dirigió a tierra de Flandes, y mereció ser llamado el
apóstol del Artois.
—Santa Maxelinda, asesinada por su
novio, por el empeño que tenía de guardar la virginidad, Candry, cerca de
Cambray, 670.
dijous 14 DE NOVIEMBRE
—Santos Clementino, Teódoto y
Filomeno, ms., Heraclea (Tracia).
—San Serapión, m., Alejandría,
249. San Venerando, m., Troyes, 275.
—Santa Veneranda, v. y mártir.
Francesa de origen, fue martirizada en Roma, imperando Antonino, s. II.
—San Hipácio, ob. de Ganges, en
Paflagonia, que al volver del Concilio de Nicea fue apedreado por los
novacianos y murió mártir, 325.
—Beato Serapión, de la Orden de la
Merced, español, que habiendo ido a rescatar cautivos en Argel, fue
crucificado por los musulmanes, 1240.
—Una multitud de mujeres, que
fueron asesinadas en Emesa por Mandi, jefe de los árabes, s. VIII.
—San Yucundo, ob. de Bolonia.
—Beato Juan Liccio, dominico,
célebre por su elocuencia, por su caridad y por su celo en propagar la
devoción del Rosario, Ancona, 1486.
—San Vannes o Vitón, ob. de Verdún,
529.
divendres 15 DE NOVIEMBRE
—San Félix, mártir, Nola, en
Campania.
—Santos Gurio y Samonas, ms.,
Edesa (Siria), persecución de Diocleciano.
—San Abido, dc., persecución de
Licinio, 322, Edesa (Siria).
—Santos Segundo, Fidenciano y
Varico, Africa.
—San Malo o San Maclovio, ob. de
Aleth, 360. Natural de Irlanda, pasó, como tantos otros de sus
compatriotas, a la Bretaña, donde ejerció la actividad de su celo.
—San Lupero, obispo de Verona,
800.
—San Leopoldo, margrave de
Austria, 1136. Hijo de San Leopoldo el Hermoso y de Ita, hija del
emperador Enrique IV, heredó los Estados de su padre en 1096, gobernando
con una prudencia y una suavidad que le ganaron los corazones de todos sus
súbditos. Su palacio era el asilo de los necesitados. Distinguióse también
en la guerra; y habiéndose casado con una hermana de Enrique V, dejó una
sucesión numerosa. Fue modelo de príncipes piadosos y valientes.
dissabte 16 DE NOVIEMBRE
—Santos Rufino, Marco, Valerio y
sus compañeros, Africa.
—Santos Epidio, Marcelo y
Eustoquio, que confesaron la fe delante de Juliano el Apóstata y fueron
martirizados, s. IV.
—San Fidencio, ob. de
Padua, 168.
—San Admeo o Edmundo,
arzobispo de Cantorbery; nacido en Abingdon a seis millas de Oxford,
estudió y enseñó en París; fue profesor de Geometría y luego de Teología;
ocupó desde 1234 la sede primada de Inglaterra, y, habiéndose atraído los
odios del rey por su tesón en defender los derechos de la Iglesia, huyó al
Continente, refugiándose en la abadía cisterciense de Pontigny, donde
murió poco después (1240). Publicó diversas "Constituciones" provinciales
y un libro admirable de espiritualidad. intitulado
Espejo de
la Iglesia.
—San Othmaro, er., sobre
cuya choza se levantó la gran abadía de San Galo, 759.
—Santa Inés, hermana de
Santa Clara y compañera suya en el primer convento franciscano de
mujeres. Asís. 1253.
diumenge 17 DE NOVIEMBRE
—Santos Alfeo y Zaqueo, ms.,
Palestina, 303.
—Santos Acisclo y Victoria,
hermanos, ms., que fueron decapitados después de muchos tormentos por el
presidente Dión, durante la persecución de Diocleciano, Córdoba,
principios del s. 111.
—San Dionisio, patriarca de
Alejandría, 265. Los griegos le llaman Dionisio el Grande, y San Atanasio,
doctor de la Iglesia católica. En su juventud se dio con ardor al estudio
de la literatura profana, y su
deseo de aprender le trajo al conocimiento del Evangelio. Fue nombrado
maestro de la escuela alejandrina en 231, y en 248 patriarca de la ciudad.
Durante la persecución de Dacio, sostuvo valerosamente a los mártires, y
él mismo, cogido por los perseguidores, fue libértado por un grupo de
paisanos. Estuvo en comunicación constante con los pontífices de Roma,
condenó el cisma de Novaciano, excomulgó a Sebelio, combatió contra Pablo
de Samosata y refutó el milenarismo, Aún tenemos algunas cartas y
opúsculos suyos.
—San Aniano, ob. de Orleáns, 453.
—San Hugo, ob., que fue
sacado de la Cartuja para gobernar la iglesia de Lincoln, 1200.
—San Gregorio, obispo de
Tours, 595. Nació en Clermont, de familia senatorial; subió a ocupar la
cátedra de San Martín en 575 e intervino en los principales sucesos de las
cortes merovingias de su tiempo, sucesos que él acertó a narrar con un
estilo lleno de sencillez y encanto. Nos dejó: Los libros de la
gloria de los mártires y los confesores; los diez libros de La
historia de los francos, el libro De los milagros de San
Martín, Las vidas de los Padres, y otras obras
hagiográficas, litúrgicas y exegéticas.
—San Eugenio, dc. de San
Cenobio, ob. de Florencia.
—Beato Juan Agustín de
Lérida, dominico, que extendió por España la devoción al Rosario; murió en
Córdoba, s. XV.
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